El caso del pronombre suplantador
- plf684
- 19 jul 2015
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Con cierta frecuencia me topo en mis trabajos de corrección con el pronombre "la" usado inadecuadamente. ¿Pronombre? ¿Qué es eso? Por si no lo sabéis, significa "en lugar del nombre". Yo puedo escribir "Vi a Alicia" y acto seguido añadir "La saludé". Así, "la" sustituye al nombre Alicia. Invitar es un verbo transitivo, pues precisa de complemento directo para completar su significado. En este caso, "a Alicia" es ese complemento. Resulta que hay verbos con dos complementos, uno directo y otro que llamamos indirecto. El directo es una cosa y el indirecto una persona. Si la acción "transitaba" desde el verbo al complemento directo, ahora ese complemento sigue transitando y llega a una persona. ¡Uy, qué lío! ¿Un ejemplo, por favor? Faltaría más. Ahí va: "Luis entregó las llaves a Alicia". Aquí, "las llaves" es complemento directo y "a Alicia", que ya no es complemento directo, es la persona que recibe las llaves, o sea, el indirecto. El pronombre, la palabra que podemos usar en lugar del nombre "a Alicia", es en este caso "le", porque se trata de un complemento indirecto: "Luis le entregó las llaves". Pues bien, y llegando donde quiero llegar, no es demasiado infrecuente, en algunas zonas de habla española, encontrarse con "Luis la entregó las llaves", lo que implica darle una buena patada a esta norma gramatical: "le" (o "les" en plural) siempre para sustituir al complemento indirecto; "lo", "la", "los", "las" para sustituir al directo. Resumiendo, laísmo es us
ar "la" en lugar de "le" para sustituir a un complemento indirecto de género femenino.
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